Pues si ese es el poli que debe protegernos de los ultras...
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Pongamos que mañana voy a Madrid, con mi esposa y mi hija, a ver la final de la copa del Rey.
¿Qué podría suceder si,
por desconocimiento o mala suerte, erramos nuestros pasos y coincidimos con esa marcha de extrema derecha que,
con la aquiescencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, se ha
convocado con el único fin de mostrar su odio hacia gente como nosotros?
¿Quién se hará responsable si sucede alguna desgracia? ¿Esperanza
Aguirre, quien tras enardecer a los sectores más ultras con su discurso dice
ahora que no asistirá al encuentro? Me temo que no. Es más, resulta imposible.
Porque el problema no es ya que la presidenta de la Comunidad de Madrid aliente
a la extrema derecha, sino que la extrema derecha está instalada gracias a ella en la
Comunidad de Madrid.
El partido de mañana hiere tanto el orgullo a los ultras porque rompe
sus esquemas y deja en evidencia la casposa, viejuna y anquilosada concepción que
tienen de su inexistente España.