Estas afirmaciones podrían considerarse como una injerencia intolerable del mundo de la empresa en la política, salvo por un detalle: que el consejero de Gas Natural que ha realizado tan mesiánicas declaraciones es Felipe González.
¿Y quien es Felipe? dirán los más jóvenes.
Pues Felipe es ese tipo que aprovechó su condición de presidente español para liberalizar el mercado de la energía a fin de que, una vez como ex-presiende, chupara a placer del bote de una de las empresas afectadas. Una maniobra tan ingeniosa que su sucesor Jose María Aznar no dudó en imitar años más tarde con Endesa.
Esta actuación en román paladino es choricería. O prevaricación, si usamos un lenguaje más técnico. Por tanto, quien la ejecuta es un chorizo o un prevaricador. Este principio es tan válido para González como para Aznar. Pues bien, A partir de aquí me niego a escuchar a unos tipos que fueron capaces de vender los intereses de un país a cambio de asegurarse para sí un miserable plato de lentejas. Que les den a ellos y a su España.