domingo, 29 de agosto de 2010

Entre puteros anda el juego

Berlusconi y GaddafiMuammar el Gaddafi encarga a una agencia de modelos italiana que reclute a 150 chicas -500 según la agencia EFE- de entre 20 y 35 años y más de 1’65 metros de estatura, para un encuentro privado durante su visita a Roma.

Gaddafi, de 68 años, afirma que quiere estar a solas con tan elegidas muchachas para... ¡enseñarles el Corán!

No creo que nadie lo ponga en duda. Eso sí, en mis tiempos no se decía el Corán sino el nabo, o el ciruelo. En todo caso nada que asuste a su anfitrión Silvio Berlusconi, habituado también a enseñarles el catecismo a sus escogidas alumnas de Villa Certosa.

Y es que, los críe Dios o Alá, ellos se las apañan siempre para juntarse. El corrupto, el terrorista… ¡Cielos, solo faltaría Aznar para que la fiesta fuera completa! Además, siempre es bueno invitar a alguien como José Mari para que pague las copas y, si la hay, baile con la más fea.

Eso sí, me encantaría saber qué opina Aznar, ese que en su día dijo que la Yihad se libra desde la batalla de Guadalete, ante las declaraciones de su buen amigo Gaddafi, quien al parecer afirmó a sus chicas que “el Islam debería convertirse en la religión de toda Europa”.

¡A ver si al final va a resultar que Aznar viajó a Melilla para velar por la Fe del Profeta!

martes, 24 de agosto de 2010

Liberalismo solidario

El liberalismo, esa doctrina que promulga que son las empresas y no los gobiernos quienes deben regular los mercados, no sólo se manifiesta en el terreno económico o politico, sino que tiene su máxima expresión en el negocio solidario. Solo bajo la perspectiva de un liberalismo feroz se entiende que un país como España cuente con más de 10.000 ONGs.

El liberalismo solidario, al igual que el económico, se rige tambien por la doble moral. Esto es, reniega someterse a lo público pero exige sus subvenciones. Apela al derecho fundamental de desarrollarse en el mercado por el mero hecho de que este es libre, sin que importe que sus productos o servicios estén ya cubiertos. Pero sobre todo, el liberalismo, solidario o económico, no tiene problema alguno en renegar de sus propios postulados cuando la situación lo exige.

En el terreno económico, aun padecemos la sangria que ha supuesto para los gobiernos evitar la quiebra del sistema financiero. Miles de millones de dinero público invertidos en tratar de arreglar los desaguisados de un puñado de irresponsables que difícilmente pagarán por sus fechorías.

En el ámbito solidario, sirva como ejemplo la gracieta de unos patricios irresponsables que, con la excusa de la solidaridad, habían montado un circo a su medida, mezcla de Paris Dakar y vacaciones en el mar. Una aventurilla para solidarios de perfil alto financiada por una enorme cantidad de empresas privadas de esas habituadas a pagar favores con favores. En resumen, un viaje tan innecesario como peligroso y que, tras el descalabro del secuestro, nos ha supuesto el desembolso de una cantidad cercana a los ocho millones de euros. Dinero que, para más INRI, se empleará en financiar nuevos secuestros y atentados.

Cualquiera que siga esta bitácora sabrá que, ante la disyuntiva de ejecución o rescate, siempre he sido partidario de lo segundo. Pero ello no significa que el Estado renuncie a recuperar la inversión, si se demuestra que –como creo que es el caso- hubo negligencia manifiesta en las causas que originaron el conflicto.

Ya que una regulación estricta de las ONG, amparada por Naciones Unidas, me parece una verdadera utopía, me consolaría un poco que, de forma amistosa o legal, Barcelona Acció Solidaria devolviera el importe del rescate. Habida cuenta de la solvencia de algunos de sus patrocinadores, no deberían tener excesivos problemas para conseguir el dinero. Y les exigiría que, en lo sucesivo, en lugar de montar romerías, enviaran la ayuda por los cauces habituales.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Algo se mueve en El siglo de Las Luces

Aunque me he planteado muchas veces dar carpetazo a esta bitácora, es muy difícil cerrar un trabajo que va camino de los cinco años de antigüedad. En septiembre volveré a la carga de una forma más o menos regular. Y lo haré con la modestia y los temores del primer día. El mundo ha cambiado mucho en este lustro, y yo con él. Dos cosas en especial me preocupan:
- La primera es mi absoluta ignorancia en redes sociales. Que nadie espere aquí –al menos de momento- enlaces a Twiter o Facebook. No sé si esto es bueno o malo, pero ni domino estas herramientas ni me interesan demasiado. De Twiter me parece una soberana gilipollez limitarme a 140 caracteres. Y a Facebook lo considero un vehículo ideal para la relación e incluso la movilización, pero no un soporte de información y opinión.

- La segunda es que no sé si evoluciono, retrocedo o pierdo la pinza, pero es evidente que no me estanco. Cuando analizo la actualidad, muchos de mis enfoques difieren ahora de los que sentía hace un lustro. Por tanto, sé que algunas reflexiones que aparecerán en esta página asombrarán a parte de mis antiguos lectores. No es que me haya vuelto del PP –¡vade retro!- pero cada vez soy más nihilista en lo referente a política. Y necesito ser sincero.

Por último, debo actualizar el blogroll, Mi listado actual de enlaces parece dictado por el niño del sexto sentido: casi todos los blogs que aparecen en él están muertos. Limpiaré bitácoras inexistentes o blogs no activos desde hace más de un año. Me duele mucho porque esos títulos me traen recuerdos de amigos como Baba O’Riley, Manuman, Iggy, Mario Toledo, Juan Haldudo, Shirikhawk y tantos otros.

Si durante la puesta a punto de “El Siglo de las Luces” alguien tiene cualquier sugerencia, estaré encantado de conocerla. Seguimos en contacto.

domingo, 1 de agosto de 2010

Algo menos españoles

Imponerse mediante la violencia ante un ser inocente e intelectualmente inferior, al que se ha atraído con engaños. Infringir mal, hacer daño y torturar sin otro motivo que experimentar placer. Consumar esa orgia de sangre asesinando a la víctima.

Perversiones, en suma, de la mente de algunas personas y que podemos apreciar en violadores, verdugos, torturadores, asesinos en serie y pederastas. Y en los voyeurs que, sin mancharse las manos de sangre, sienten especial gusto por ver los crímenes de otros. Los usuarios de películas snuff o de pornografía infantil encajarían en este grupo.

Pues bien, todos estos rasgos, que definen a lo más abyecto del ser humano, son perfectamente apreciables y reconocibles en las corridas de toros.

Que hayamos entrado en pleno siglo XXI sin que estos espectáculos sean abolidos parece un anacronismo. Catalunya lo ha hecho gracias a una iniciativa ciudadana y la respuesta está siendo una campaña feroz contra las instituciones catalanas por parte de los principales medios de comunicación estatales –de izquierdas y derechas- que consideran una deslealtad y un ataque hacia la esencia de lo español el posicionarse contra la tortura animal.

Verán, si el tarro de las esencias de lo que nos define como españoles se conforma con iconos como el Rocío, la Guardia Civil, los Nazarenos, las coblas de castellets o Cine de Barrio, los malos españoles seremos legión, espero.

Sin embargo, a nadie se le ocurriría ilegalizar la Semana Santa o las películas de Fernando Esteso. Por sonrojantes que resulten algunos tópicos, mientras no hagan daño toca cargar con ellos. Como mucho, podemos exigir que no se nos impongan a la fuerza.

En el caso de los toros hablamos de otra cosa. Hablamos de tortura, de crueldad con el débil y de regodearse con el culto de la muerte. Unos valores que deberíamos erradicar cuanto antes a nuestra futuras generaciones si aspiramos a un mundo mejor. Aunque ello implique ser algo menos españoles.