miércoles, 23 de diciembre de 2009

Cocidito catalán

Bertín Osborne, quien tras una fructífera carrera en la canción ligera nos sorprende ahora como augur, vaticinó el lunes desde “Intereconomía” que Catalunya prohibirá el cocido madrileño de aquí a un año.

¡Señor@s, ha nacido una estrella de las tertulias! Lenguaje claro, entendible y riesgo en los comentarios. ¡Con dos cojones, como los del toro de su apellido! De hecho, Bertín no sólo se refirió al cocido, sino que extendió sus pronósticos a la paella. Les presento un extracto de estas palabras, recogidas el lunes 21 de diciembre por el programa “El intermedio y cuya transcripción he hallado en este blog:
"Los nacionalistas lo que quieren es erradicar cualquier cosa que suene a español (...) Veremos cómo, de repente, dentro de un año prohibirán el cocido madrileño porque es de Madrid, (...) o cualquier cosa que suene a español lo prohibirán; y la paella porque es valenciana y tampoco se llevan bien con los valencianos. ¡Empezamos con los toros y veremos en dónde acabamos!"

En fin, tales afirmaciones reflejan el inmenso cabreo de un Osborne –analicen el apellido- ante la resolución del Parlament de Catalunya que abre la puerta a la prohibición de las corridas de toros en esta comunidad. Y es que desde la derecha más troglodita –la mayoría de la derecha de este país, a qué engañarnos - se está intentando hacer creer a la población que el rechazo a los toros en Catalunya es una especie de boicot a todo lo que tenga que ver con España.

¡¡¡Tremenda gilipollez!!!


En primer lugar, se puede ser enemigo de España y amante de los toros. El histórico dirigente de Herri Batasuna Jon Idígoras fue un apasionado del arte de cúchares y llegó a novillero con nombres tan impagables como “Txikito de Amorebieta” y “Morenito del Alto

Pero sobre todo, Catalunya no es tierra de boicots. En todo caso los padecemos pero difícilmente los provocamos. Somos demasiado hedonistas y sabemos reconocer lo bueno. Como dice un amigo mío:
A ver quien es el guapo que, aquí en Catalunya, se atreve a pedir el boicot del jamón de Jabugo, el lomo de guijuelo, las ostras gallegas, la fabada asturiana, el vino de Rioja, Toro, Ribera del Duero, los espárragos de Navarra, el gazpacho andaluz… sólo por ser productos españoles.

Les aseguro, y las estadísticas de consumo en Catalunya lo atestiguan, que quien solicitara un sacrificio así no obtendría el menor apoyo.

No amig@s, no, el rechazo a los toros es transversal y el hecho de que la mayoría de catalanes estemos en contra de ofrecer la tortura como un espectáculo de diversión, sólo refleja la madurez de nuestra sociedad.

Una madurez para nada exclusiva. Estoy convencido de que si en el resto de España se celebrara una consulta similar, con seriedad y sin patrioterismos interesados, los toros, al menos tal como los conocemos, pasarían a la historia.

jueves, 17 de diciembre de 2009

La ablación III: Yo y Berlusconi recibimos el alta clínica (pero condiferencias)

Pues eso, que sepan el martes volví a ser intervenido de esa tocada de cojones que son las arritmias, y que sólo 24 horas más tarde ya estaba en mi casa. El martes próximo, el miércoles a lo sumo, me veo de nuevo currando.

¡Vaya diferencia con Berlusconi! ¡Y luego dicen que aquí estiramos las bajas!

Vale que lo mío estaba planificado desde hacía dos meses, mientras que su percance fue, digamos… ¿súbito? Pero, a partir de ahí, que Silvio haya estado cuatro días en el hospital por una vulgar rotura de morros, me parece excesivo. Y no crean que marcha para reincorporarse al tajo, que va. Se tomará unas largas vacaciones que incluirán escala en una clínica suiza, donde los más prestigiosos cirujanos estéticos intentarán recomponerle ese pergamino ajado que es su rostro. Necesitarán mucha ciencia.

Pues bien ¿Saben qué les digo? Que jamás me cambiaría por Silvio Berlusconi. Por varios motivos.
1. Porque el primer objetivo cuando se entra en un hospital es abandonarlo en el menor tiempo posible, a poder ser curado. Parece que este es mi caso.
2. Porque, que yo sepa, nadie me odia tanto como para agredirme a traición con una cutreestatua de bazar coreano. Mis enemigos son más elegantes.
3. Porque mi piel se curte con toda naturalidad y no necesita de antiacartonamientos u otras técnicas de restauración.
4. Porque, de momento, solo la SGAE desea verme en la cárcel.
5. Porque no necesito gastarme el dinero en putas, ni para mí ni para mis amigos (si algún amigo pensaba lo contrario, que empiece a machacársela)
6. Porque mi timbre vocal, les aseguro, no está hecho para el italiano.
7. Porque mi única relación con la Mafia es a través del cine.
8. Y, sobre todo, porque Berlusconi jamás tendrá lectores de la categoría de ustedes, queridos visitantes.

Disculpen que les haya contado lo de mi intervención a tiro pasado. Pero entenderán que no quería amargarles los minutos que, sin que nadie se lo pida, dedican a pasearse por aquí. Un abrazo a tod@s

martes, 15 de diciembre de 2009

Consultas por la independencia en Catalunya.


Una de las ventajas de vivir en un estado de derecho es que puedes permitirte hacer cosas que en una dictadura serían impensables. Algo que a buen seguro envidiarán quienes carecen de estas libertades -pienso en los Saharauis- y que parece no entender ETA y su entorno, enrocados en la idea de que este país es aun una dictadura militar en la que un pueblo solo puede expresarse a bombazos.

Toda esta introducción viene a cuento para ilustrar que el pasado domingo casi 170 municipios celebraron, sin validez jurídica pero con una alta carga simbólica y moral, una consulta sobre la independencia de Catalunya.

¿Y saben lo mejor de todo? La absoluta normalidad El 13 de diciembre fue un día de lo más tranquilo, en el que acudió a la consulta quien quiso hacerlo,. Y quien optó por votar pudo hacerlo en conciencia, con libertad y sin ningún tipo de coacciones.

Por si alguien tiene dudas ya les anticipo que, aunque mi pueblo estaba entre los que organizaron este símil de referéndum, yo no me acerqué a las urnas. Que nadie espere que me moje por una bandera, cuando siempre las he quemado. Pero me enorgullece que un tema como este, por el aún se derrama tanta sangre en muchos países, incluido el nuestro, se exprese de forma tan civilizada.

Por eso, al margen del resultado, -previsible, por otra parte- esta consulta es todo un éxito de la sociedad civil.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Mitos y dogmas del problema saharaui

La huelga de hambre de la activista Aminatu Haidar vuelve a poner de actualidad el problema de las antiguas colonias españolas en el norte de África. Un asunto que en ocasiones se aborda con exceso de dogma y escasez de información.

Siempre me ha extrañado el compromiso de buena parte de la izquierda de este país ante el denominado “problema saharahui” y su afán por culpabilizar a España de las desgracias actuales de ese pueblo.

Un sentimiento que alcanza su punto álgido en el lamentable espectáculo de esa legión de artistas haciendo cola –hay mucha más oferta que demanda- para convendernos de su compromiso, darnos la brasa con sus viajes de turismo solidario –por la patilla, of course- o retratarse en el desierto, travestidos en ocasionales tuaregs o huríes. Sin pretender generalizar, conociendo el bagaje intelectual de algunos de los que estos días desfilan por Lanzarote para hacerse la foto junto a Aminatu Haidar, te preguntas si sabrán, no ya qué es el Sahara, sino por donde caerá en el mapa.

El caso es que, por una vez y sin que sirva de precedente, me solidarizo con el gobierno español ante la patata tan caliente que le ha caído encima sin comerlo ni beberlo. Y es que la cuestión saharaui es, bajo mi punto de vista, mucho más un problema de la ONU que de nuestro país. A fin de cuentas, España, hostigada tanto por los marroquíes como por los saharauis del Frente Polisario, no hizo sino abandonar un territorio que nunca tendría que haber ocupado y donde nadie la quería.

Por eso, a quienes acusan a España de dejar desamparados a los saharauis tras su retirada de aquellos territorios,  me gustaría situarlos en 1975 y preguntarles:
¿Qué hubieran creído preferible? ¿Atacar a Marruecos, cargar contra los miembros desarmados de la marcha verde? ¿Para qué? ¿Para defender la soberanía española de unos territorios que nosotros mismos habíamos robado un siglo antes? ¿O para proteger a unos tipos –los saharauis- que no hacían sino combatirnos?

Por suerte no se impuso la solución militar. En aquel 1975 tuvimos la gran fortuna de que Franco chocheara y de que su aparato de gobierno estuviera mas pendiente de acomodar su culo a los inciertos tiempos que se avecinaban, que de rescatar las banderas al viento para lanzarse en gestas imperiales.

Una guerra con Marruecos hubiera sido un desastre humanitario, casi seguro que un fracaso militar y, sobre todo, la excusa perfecta para que nuestros generales intentaran perpetuarse en el poder.

España se retiró del Sahara sin pegar un tiro, lo que es excepción más que norma en la historia de las descolonizaciones. Cierto que no solucionó el problema de aquellos de su antiguos súbditos que no se sienten marroquíes. ¿Hubiera podido hacerlo aquella dictadura agónica? No lo creo y la mejor prueba es que tampoco lo ha logrado la ONU en más de 30 años.

Naturalmente, el terrible poso de todo esto es el drama humanitario de muchos saharauis. Y mi solidaridad va con ellos, como con las víctimas de tantos conflictos olvidados. Pero no responsabilizaría a España de este problema más de lo que lo haría a Francia, Argelia, Marruecos o las propias Naciones Unidas.

Y leyendo algunas declaraciones de Aminatu Haidar, a veces tengo la sensación de que, 34 años más tarde, los saharauis siguen equivocándose de enemigo.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

La última guerra de Agustí Centelles

Los hijos de Agustí Centelles venden el legado fotográfico de su padre al ministerio de cultura español por 700.000 euros, tras rechazar una oferta de la Generalitat que ofrecía 500.000. El material viajará desde Barcelona hasta el archivo de la memoria histórica de Salamanca.

¿Qué quieren que les diga? Por una parte, la ubicación física de unos originales, en estos tiempos de transmisión de la información, tiene una importancia relativa. Las fotografías de Centelles pueden consultarse con sólo hacer un click desde cualquier parte del mundo.

Por otra, el móvil que ha llevado a los vástagos del genial retratista a optar por el ministerio de Cultura español no parecen económicos. Hubieran obtenido muchísimo más si hubieran aceptado la oferta de la multinacional de subastas Cristie’s. Según han declarado, en su elección no ha habido otro interés que optar por la propuesta que garantizara una mayor difusión de la obra.

Particularmente estoy convencido de que estos señores, de más de 70 años, se han movido por cuestiones sentimentales más que por flecos crematísticos. Y por un evidente cabreo con las instituciones catalanas.

Por tanto, será recomendable que desde la Generalitat se deje de llorar y se asuman responsabilidades. Si ese tesoro artístico -que para muchos es parte del patrimonio de Catalunya- marcha hasta Salamanca, la culpa será sobre todo de los políticos catalanes. En la Conselleria de Cultura deberían rodar cabezas.

Dicho esto, tampoco está de más destacar las formas tan arteras y arpías que el ministerio de cultura español ha exhibido en esta operación, negociando a espaldas de una administración de su propio estado, a la que ha tratado como un rival.

El caso es que vamos a tener “pollo” de nuevo. Una polémica en la que no pienso entrar. Mientras no se lleven mi ciudad, su historia y sus recuerdos me hablarán siempre a través de ella.

Mañana comeré justo enfrente de donde Agustí Centelles hizo la foto que ilustraba el comienzo de esta entrada. Al pie pueden verla perfectamente encajada en su ubicación actual. A mí aun me pone los pelos de punta.


martes, 1 de diciembre de 2009

El último aullido del hombre lobo

Fallece de cáncer el actor Jacinto Molina, más conocido como Paul Naschy, a los 75 años de edad

Eso sí, pesar de esta noticia, háganme caso: Nunca bajen la guardia en las noches de luna llena. No es nada fácil acabar con un hombre lobo... y mucho menos con su recuerdo.

Descanse en paz.