sábado, 21 de noviembre de 2009

¿Jugamos a los símiles? Reflexiones sobre el caso Alakrana II

Imaginen que las autopistas que nos conectan con Europa se infestaran de piratas. Que cualquier camión que transitara por ellas corriera el riesgo de ser capturado por unos tipos, armados y más o menos organizados, que exigieran dinero para liberar el vehículo, la carga y los ocupantes.

¿Cuál sería la solución para atajar este problema?

Si extrapolamos muchas de las opiniones que estos días se expresan sobre el Alakrana obtendríamos respuestas tan alucinantes como:
- Dejar de circular por Europa. El continente es tan grande y tiene tantas autopistas que resulta imposible garantizar la seguridad de los vehículos.

- Que los transportistas contraten vigilantes armados para custodiar a sus camiones. ¿No transportan carga para ganar dinero con ella? Pues que se paguen la seguridad.

- Meter a un militar de oficio en cada camión. Para eso tenemos los soldados.

- Movilizar a militares españoles cada vez que los piratas secuestren un camión español, sea en el país que sea. Y permitir que las tropas del resto de países afectados actúen a su bola en nuestro país cuando se de el caso.

- Solidarizarse con los piratas. Seguro que los camioneros les explotan.

¿Sigo o ya está bien de chorradas?

2 comentarios:

  1. La analogía no se sostiene, Bernardo, porque no se puede comparar mar abierto plagado de piratas, pertenecientes a un país sin gobierno ni ley, con las carreteras cerradas de paises europeos con gobiernos estables que respetan leyes internacionales (al menos en lo básico), firman acuerdos de cooperación y demás.

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  2. Ya me temía esta réplica, Flashman.

    De hecho había pensado en hacerla con el secuestro de aviones, pero por una cuestión logística `preferí las carreteras.

    En todos casos el modus operandi es similar, por lo que sí que creo que sirve la analogía.: Un grupo de tipos organizados sin otor objetivo militar y político que el ánimo de luvcro, sembrando el caos en una de las mayores vías de comunicación que existen.

    El hecho de que operen en aguas internacionales debería ser más una ventaja que un inconveniente, a la hora de organizar la defensa.

    Y controlar a los barcos que, desde aguas somalís, acceden a aguas internacionales, tampoco me parece tan difícil.

    Otra cosa son los pesqueros que sin permiso faenen en aguas de Somalia, algo que se dice que ocurre con frecuencia. En ese caso, si son detenidos, lo lógico es que se juzguen en aquel país, con todo lo que ello implica.

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