viernes, 24 de octubre de 2008

El mensaje del árbol

Como ya les dije en otra ocasión, mi perro se mea de forma sistemática, cada día y a la misma hora, en el naranjo que preside el patio de casa.

Jornada a jornada, año tras año, sin descanso ni fiesta que guardar, el pobre árbol acoge el chorrillo con el que el jodido can lo riega tras levantar la pata.

Pues bien, a pesar de que el naranjo sigue sano y sus frutos son exquisitos, tengo la certeza de que está hasta la punta del nabo, hasta los mismos cojones, de que orinen sobre él. Y de que, con la sabiduría que da la madre naturaleza, ha logrado ingeniárselas para hacerme saber su cabreo. ¿Cómo? Modelando oculta entre sus hojas esta curosísima naranja y lanzándola a mis pies antes de ayer.

Reconocerán que parece cualquier cosa menos una fruta. Bueno, cualquier cosa no; está claro que representa algo muy concreto.

Lo que ya no tengo tan claro es si esta fálica y huevona naranja -cojonuda, podría decirse- es un ejemplo de adaptación al medio, de rebelión al mismo u otra muestra de los perniciosos efectos del calentamiento global.

¿Me la comeré? Lo dudo. Hay ciertas cosas que no me gusta llevarme a la boca.

7 comentarios:

  1. La naranja es genial, oiga... pélela usted para que veamos cómo van los gajos, estoy intrigadísima!

    ResponderEliminar
  2. jajajajajaja, iba a decirte lo mismo que la comentarista de arriba y una vez pelada la fotografías para enseñarnosla, tu chucho ha hecho una gran labor,jajaja.

    ResponderEliminar
  3. Oiga, D. Bernardo, ese es un naranjo sabio. Se comunica de miedo. Enséñele la naranja-penil a su perro y hágale responsable del hecho, que no se crea que mearse fuera del tiesto es gratis.

    Salud y República

    ResponderEliminar
  4. Deberías comunicar tu hallazgo a la comunidad científica especializada en biología evolutiva. Es el mayor descubrimiento desde el hombre de Atapuerca.

    ¡A ver cómo narices pone uno eso en el exprimidor!

    ResponderEliminar
  5. No es de la especie 'arbustus nachus vidalus' pero no está mal

    ResponderEliminar
  6. Germán, mi naranja se inspira en el arte clásico. Está más cerca del David de Miguel Ángel, joya de la perfección y la armonía, que de esas exageraciones de tan mal gusto que se se ven hoy día.

    Al resto de amigos: No sé si pelármela -la naranja, por supuesto- o secarla y gardarla como souvenir.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  7. Son la polla tus naranjas Bernardo... ¿No habrá algo en la orina del can que se mimetiza en los frutos?

    ResponderEliminar