viernes, 8 de junio de 2007

Nacionalismo, centralismo y federalismo

csi.jpg¿Alguna vez se han preguntado por qué mientras los telefilmes americanos se ambientan en Los Angeles, Boston, Dallas, Nueva York, Miami, Seatlle o San Francisco las series de ficción nacional tienen como único escenario Madrid?

Se lo responderé rápido. Porque España sigue siendo un país de estructura básicamente centrípeta. En el imaginario de la mayoría de sus habitantes y diga lo que diga la Constitución, nuestro país se percibe como una única provincia –con capital en Madrid- a cuyas periferias, agrupadas en autonomías, se ha dotado de mecanismos propios de gobierno que faciliten la labor del poder central. Eso y un poco de folclore.

Por ello, al escuchar a nuestros neocon exaltar el modelo americano, no puedo por menos que recordar la enorme distancia que nos separa de nuestros amigos yanquis.

¿Imaginan una España donde un mismo hecho pueda ser delito o no según la autonomía donde se cometa, aplicando códigos penales diferentes -incluso para legislar sobre la pena de muerte- , el programa educativo no sea común y cada gobierno regional diseñe y aplique su propio sistema impositivo? Algo impensable, ¿verdad? Por mucho menos, nuestra derecha –y buena parte de la izquierda- se echaría a la calle proclamando que España se rompe. Pues bien, todo ello lo permite el modelo federal norteamericano, sin que hasta el momento la nación parezca correr riesgo de fractura.

Claro que para llegar ahí, Estados Unidos aplicó tras su guerra civil una política de cohesión inteligente, cosa que nosotros no hicimos –no pudimos- después de sufrir la nuestra. Mientras Norteamérica diversificó sus estructuras de gobierno, financieras, culturales industriales y culturales por todo el país, aquí se tiende a aglutinar el máximo poder en el único punto que al parecer lo merece, la capital.
Si te gusta bien y si no eres un antipatriota.

Y sin embargo, mientras la identificación de los norteamericanos con su país es evidente, España, autonómica pero poco aglutinadora, ha fracasado. El patriotismo se ha convertido en una opción política, polarizada entre quienes lo abanderan y quienes huyen despavoridos de él. Una brecha que cada día más abierta.

El problema es que aquí queremos ser cosmopolitas sin renunciar al casticismo. [tags]USA,España,autonomia,federal,neocon,castizo[/tags]

8 comentarios:

  1. envidia cochina que Corso no esté en Sans sino en lavapiés.

    Pd. Un mal cantante y un mal actor sólo puede triunfar en madrid...

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  2. Amigo Bernardo, el federalismo es una solución a la cual, vistas las expectativas de futuro, muchos nos sumaríamos gustosos. Aunque sinceramente, creo que la sociedad española, carca y conservadora donde las haya, no esté preparada para un paso tan decisivo y pacificador en tantos aspectos. Usted mismo, con su afirmación de que una parte de la izquierda se levantaría en pie de guerra ante ciertas concesiones a los territorios del estado, ha dado en el clavo. Sólo estaremos ante un escenario de igualdad y de respeto mutuo, cuando las fuerzas progresistas estén realmente convencidas de la imposibilidad de avanzar hacia otro lado. Del PP y afines ya no espero nada.

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  3. En Alemania importantes organismos están fuera de la capital. Como el Banco Central, en Frankfurt.
    ¿Te imaginas que el Banco de España tuviera la sede en Bilbao?

    ¿Recuerdas la que se montó, y todavía colea, el traslado de la CNMV a Barcelona?

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  4. Hola, Gracchus
    Creo que te refieres al traslado de la comisión nacional del mercado telecomunicaciones. Su propio presidente calificó la medida de "DESTIERRO" por el mero hecho de plantear su cambio a Barcelona. Aguirre, Gallardón y Espe -muy necón y pronorteamericanos ellos- montaron en santa cólera al grito de "España se rompe".
    Y sin embargo, sin corresponsabilidad en la administración central es muy difícil cohesionar un país tan históricamente diverso como el nuestro.
    Así nos va.
    PD: Por cierto, muchísimas gracias por el comentario que publicaste el otro día. Ya sabes cual.

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  5. Hombre, yo considero también producción nacional las series de las autonómicas, y éstas no se localizan todas en Madrid

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  6. No hagas trampas, Jose , que cuando hablo de nacional me estoy refiriendo al tipo de difusión.
    En todo caso, tú que marchas dentro de poco a EEUU nos podrás aportar tus propias experiencias.
    ¡Ve con mucho cuidado por el campus, amigo!

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  7. Me vas a perdonar el lenguaje, Bernardo, pero estoy hasta las narices -por decirlo suave- de oír siempre la misma canción; qué malos sois los de Madriz, que centralistas, que... Es muy aburrido. Toda generalización es una simplificación, es cortar por el mismo patrón a todo un grupo por que accidentalmente tengamos aquí al Gobierno o al rey. Por si acaso se olvida: Felipe Glez era sevillano (como uno de sus peores alcaldes, Alvarez del Manzano) Aznar de Valladolid, Zapatero es leonés, el borbón es romano... En cuanto a los directivos de las cadenas y productoras de tv. los han habido italianos, vascos o catalanes (Carmen Caffarel, v.gr.) Pero eso sí, los culpables son los madrileños, que además de ser centralistas y chulos (por cierto, fue un valenciano el que popularizó la supuesta parla castiza) son egocéntricos y miramos al resto de los españoles con desprecio por provincianos. ¡Venga ya!
    Saludos.

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  8. Hola, Juan
    Este debate, al que me encanta que te sumes, no habla de la perfidia dal madrileño -suelo hablar más de la perfidia del catalán, que la tengo más por la mano- ni del hecho de que accidentalmente Madrid tenga al gobierno y al rey.
    Me refiero a una concepción centralista del Estado ampliamente instalada no solo en Madrid, sino en buena parte del estado español. Un modelo de país que se asume, en la mayoría de los casos, sin la menor mala fe. Es una herencia histórica -aunque menos antigua de lo que muchos creen- y que necesitará de años y mucha inteligencia para modificarse sin traumas.
    Lo que pasa es que a veces andamos como los cangrejos.
    De ahí el símil con el modelo estadounidense que, coincidirás conmigo, aquí es hoy por hoy imposible de imaginar y que, sin embargo, ha creado un estado mucho más cohesionado que el nuestro.

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