martes, 23 de enero de 2007

Un hombre de verdad

Ayer, al escribir que podíamos encontrar actitudes xenófobas en personas de cualquier ideología, pensé que este hecho era aún más evidente cuando hablamos de sexismo. Acabo de recibir este texto por gentileza de “el grano”. Lean y juzguen. El debate está abierto.

“Hola, me llamo Imma y quiero un hombre de verdad. A mis 32 años ya me he cansado de esperar al príncipe azul y, una vez asumido eso, me doy cuenta de que los hombres de verdad ya no existen. Ahora, el hombre del siglo XXI es como nosotras, las mujeres, igualitos pero con pene.
De hecho, son peores. ¡Usan nuestras cremas, se depilan, tienen más ropa en el armario, van al club cuatro horas al día y son sensibles! Yo no quiero un hombre sensible, quiero un hombre que me abra la puerta del coche, me defienda si entra un ladrón en mi casa, sepa conducir y no llore viendo Los puentes de Madison. ¿Pero cómo encontrar a ese hombre?
Yo ya no distingo a los metrosexuales de los homosexuales o los heterosexuales. Antes era más fácil. Un hombre llevaba un pendiente y estaba claro, era gay. Ahora tienes que hacerle un test para descubrir de qué palo va. El último hombre con el que he ligado pasa más horas en la peluquería que yo, se pinta las uñas, se gasta un pastón en ropa de marca y es un narcisista de narices.
Pero lo peor viene a la hora de cenar. No se limita a limpiar los platos o recoger la mesa como haría cualquier hombre normal. No. Cada día, entra en mi cocina, lo ordena todo a su manera y decide por mí qué es lo que tengo que comer. Y no estoy hablando de unos
macarrones y un bistec a la plancha. ¡Qué va! Cocina cosas raras que no sabía ni que existían, como el tofu.
Pero el otro día pasó algo con lo que una no puede luchar. Le pedí que me ayudara a colgar un cuadro y resulta ¡que no sabía hacerlo! En aquel momento me di cuenta de que aquella relación no iba a llegar a ningún lado.
¿Pero que está pasando? Si un hombre ya no puede colgar un cuadro o cambiar una rueda del coche, ¿de qué narices te sirve? Para eso me voy a vivir con una amiga. Porque no nos engañemos, desde que existen esas cosas que vibran, ¿para qué necesitamos a un hombre si no puede ni montarte una mesa del Ikea? Es desesperante. Cuánto daño ha hecho David Beckam al mundo masculino en general. Yo sólo quiero un hombre de verdad, que vea el fútbol a la hora de cenar y me deje en paz.”


Inma Sust en “Metro” 5 de Diciembre de 2006 -edición nacional-.
(Los resaltados en negrita son míos)

8 comentarios:

  1. Por un error solo achacable a mi mala cabez, los comentarios que se incluían en esta entrada han desaparecido.
    ¡Si es que no se puede trabajar con estas prisas...!

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  2. y sige persistente en la busqueda de su "principe azul" pero ahora !a la carta¡
    yo quiero,yo quiero, yo quiero.
    Mira bonita ese estereotipo al que buscas va acompañado de algunas cosas más de las que nombras en tu artículo, como hacerte esclava de la cocina o de la limpieza del hogar todo ello acompañado por un excelente machismo con su maltrato incluido por supuesto. Conseguir ese hombre al que tu rechazas ha costado muchos esfuerzos a otras mujeres.
    A si que deja de quejarte y adáptate a los nuevos tiempos.

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  3. Caray, Negro
    Estaba esperando que alguien dijera exactamente eso, lo que tú has sabido exponer con tanta claridad.

    De hecho ese es el meollo del artículo.
    La expresión sexista de la superioridad, en este caso femenina, considera al hombre como mero objeto utilitario.
    Me pregunto yo qué diría esta mujer si invirtiéramos los términos y reclamamáramos en nuestra mujer ideal a la cocinera, la madre, la cornuda, la puta, la curranta y el saco de boxeo en el que descargar nuestras iras.
    ¿Se atendría ella al juego? Consideraría que eso es un hombre de verdad?
    Si es así, desde luego, paso.

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  4. Estoy de acuerdo en su totalidad con la carta( salvo algunas excepciones). No es querer un hombre a la carta es simplemente un hombre que te haga reir, sonreir, llorar de emoción. Sólo pido lo que yo doy.

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  5. Hola, Noelia. Sé bienvenida a esta página.
    Creo que lo que Imma expresa en su carta es todo lo contrario a lo que tu dices. Ella quiere a un hombre utilitario, que trabaje para ella, que no le toque las narices y que huya de toda sensiblería emocional. parcela ésta que, según la autora, queda reservada a las mujeres.

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  6. Esta chavala no quiere un hombre, quiere un robot, lo cual es tan repugnante como pedir que las mujeres seamos meras conejitas de playboy. Alguien debería comunicarle que se ha equivocado de siglo para venir al mundo.

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  7. Hola; Fenix
    Bienvenida a esta página. Por desgracia, mucha gente-más hombres que mujeres, todo hay que decirlo- aun no quieren saber que estamos en el siglo XXI... ¿El Siglo de las Luces?

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  8. Sólo decir que esta mujer lo único que me inspira es lástima... pero, claro... ¿vendrá de otra galaxia?
    César

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