jueves, 11 de enero de 2007

El arte de negociar

Debo reconocerlo, me encanta negociar. Es algo que se lleva en la sangre. Disfruto tanto regateando en un zoco como intentando llegar a algún acuerdo con aquel desconocido en cuya mesa de reuniones acabo de sentarme.

Y es que se negocia tanto cuando se compra como cuando se vende; con propios y extraños; a nivel particular o en representación de otros. Y siempre con un objetivo final: alcanzar un pacto. Creo que negociar es una de las actividades más civilizadas que puede desarrollar el ser humano.

Para negociar apenas hacen falta unas premisas: interés de ambas partes por alcanzar un acuerdo, autoridad suficiente para suscribirlo y solvencia para cumplirlo en el tiempo.
Negociar es presionar y saber ceder, esquivar cortinas de humo y descubrir el esquema mental por el que se rige tu interlocutor, a fin de adelantarte a sus pensamientos.

Por ello, entiendo lo complicadísima que debe resultar la negociación entre el Gobierno y ETA. Y es que nuestros representantes deben “flipar” ante unos tipos que, tras destrozar medio aeropuerto de un bombazo y matar a dos personas, tienen los santos cojones de decir que el proceso de paz sigue en pie. Es imposible descubrir el esquema lógico que se esconde tras unos tipos que piensan –y actúan- así.

A partir de aquí lo normal es cuestionarse si la primera premisa se cumple, esto es, si ETA tiene voluntad real de llegar a acuerdos. Cuando además descubres que Otegi, su presunto portavoz , debe recurrir a los medios de comunicación para pedir a la banda que mantenga el alto el fuego, lo normal es dudar de su autoridad para suscribir pactos. Y mucho menos de garantizar que se cumplan.

¿Invalida esto el esfuerzo por negociar? A mi modo de ver no. Cualquier gobierno está obligado a explorar todas las vías a fin de acabar con la violencia. Y un pacto basado en la justicia es la única solución. Más pronto o más tarde habrá que sentarse de nuevo, con este gobierno o con otro.

La pelota está desde hace tiempo en el mundo Abertzale. Son ellos los que tienen que asumir el sin sentido de su lucha armada. Pero para llegar a este punto necesitan abandonar esquemas mentales demasiado arraigados en este colectivo: su concepto tribal de la patria, el rechazo que sienten por la democracia como único instrumento para alcanzar fines políticos e incluso la estética romántica del guerrillero.

Mientras ellos mismos no bajen del burro, por mucho que aumente la presión policial, tendremos ETA para rato.

3 comentarios:

  1. Yo también soy de la opinión que hay que negociar, no se puede cerrar ninguna puerta, cuando se trata de evitar muertes.
    Ya lo intentó el PP (aunque ahora lo niegen) sin éxito, el gobierno actual lo ha vuelto a intentar y se debe negociar todas las veces que haga falta hasta llegar a la paz.

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  2. A negociar sin vacileos. Ha pasado ésto, pero hay que seguir, forma parte de las propios encontronazos en la negociación. Habrá un sector de ETA que no querrá acabar con la lucha armada y será lo más complicado de atajar, pero creo que poco a poco la balanza abertzale se irá inclinando hacia los acuerdos de paz. Pero ojo!! la negociación también está fuera, con las fuerzas políticas unidas, no como demuestra el PP, que no quiere ni pensar que éste gobierno pudiera conseguir tamaño objetivo. El éxito será de todos. Y no lo dudo, también hay que hacer gestos. A parte de poner la otra mejilla y seguir intentando convencer del fin del terrorismo, un acercamiento creo sería adecuado, ya se hizo y no creo que pueda perjudicar a nadie. Sea cual sea el gobierno que nos represente, que siga negociando.

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  3. Cuidado con la otra mejilla, Grano.
    Porque cada vez que la pones son vidas humanas las que se pierden.
    Una negociación no la gana solo el que más hábil sea en este tipo de situaciooens. Como en el poker, puedes vencer con un buen farol pero, de por general, se lleva el gato al agua quien tiene las mejores cartas en la mano.
    Y el gobierno debe presentarse ante los terroristas con las suyas. A mi parecer son:
    - Una presión policial y judicial que les asfixie.
    - Una unidad política que les demuestre que están aislados.
    Por desgracia está fallando la segunda por culpa del PP, cuya irresponsablilidad es la mayor que he jamás he visto en un partido político a la hora de abordar un tema de Estado.
    Pero de poner la otra mejilla ni hablar. Y de hablar del movimiento de liberación vasco menos.

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