viernes, 1 de diciembre de 2006

Marketing y espionaje.

007_putin.jpg

 
Coincidiendo con el estreno mundial de la última superproducción de James  Bond Casino Royal, Vladimir Putin ha puesto en marcha una gigantesca campaña mundial para reivindicar la figura del espía asesino.

Dicen que los responsables del film temían que el público del siglo XXI considerara las aventuras de 007 como propias de una época ya superada. Pues bien, el ex agente del KGB ha dejado bien claro que las mortíferas técnicas de los servicios secretos, aun dentro de la Europa sin bloques, siguen de la más rabiosa actualidad.

Y es que ni en su momento más inspirado Ian Flemming hubiera sido capaz de parir un crimen tan sofisticado como el de Alexander Livinenko en el mismo corazón de Londres, frente a las narices de Bond y todo M.  Y el del posterior envenenamiento en plena confusión del ex ministro ruso  Yegor Gaidar, de visita en Dublín.

Al parecer el arma usada por aquellos a los que, en caso de ser detenidos, el Kremlin jamás reconocerá como agentes soviéticos – también lo hemos visto en las películas- es un peligroso isótopo radioactivo llamado Polonio 210. Al margen de que el nombre parece más propio de un invento del profesor Bacterio que de un letal veneno, una duda nos atenaza:

¿Cómo diablos ha podido circular semejante producto con toda tranquilidad por los aviones de British Airways a pesar de las enormes medidas de seguridad con que cuentan los aeropuertos? ¿O es que solo se fijan en los desodorantes y los biberones? Imaginen:
“Usted, ¿qué lleva en la bolsa?
“Esto… Polonio 210, caballero”.
“Ah, bueno…” -duda-… “¿Y ese polonio es líquido”
“Para nada, agente, es duro como una piedra”.
“Pues nada, hombre, que pase. ¡Ot´tia, por ahí va uno con un botellín de Font Vella! ¡Se va a cagar!”

Lo malo es que en esta no-ficción a la chica Bond, que era rusa y periodista, se la cargaron al principio de la película.

2 comentarios:

  1. Hoy he oido que el polonio este resulta de los residuos que deja la energía nuclear, tan en boga ahora por nuestros politiquillos y sindicalistillos.

    ¿Y digo yo... esto no es darle ideas a al barbas de la cueva afgana?

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  2. No lo sabía.
    Por fin las potencias han encontrado una solución al problema de los residuos radioactivos, que cuadra además a la perfección con su filosofía: reciclarlos en armamento.
    Aun nos querrán hacer creer que es un uso ecológico.
    Respecto al "barbas" a buen seguro ya dispondrá de sus propias reservas de este material. Si hay polonio 210 en Rusia seguro que está a la venta.

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