miércoles, 15 de noviembre de 2006

El nuevo nacionalismo antinacionalista (I). El Antinacionalismo en Euskadi.

Dentro del confuso panorama ideológico español, se está abriendo paso un nuevo tipo de tendencia que hace del antinacionalismo una posición tan radical que acaba imitando los modelos de aquellos a los que dice combatir: sectarismo, victimismo permanente y reinterpretaciones a conveniencia de la realidad política e incluso histórica.

Pese a que estos días el debate está más candente que nunca con la irrupción de Ciudadans en el parlament de Catalunya, su origen habría que buscarlo en el País Vasco. En concreto, foros como el de Ermua o Basta Ya, alinearon en un momento dado a personalidades de un amplio espectro político bajo una idea común: Denunciar el nacionalismo y bajo él, cualquier manifestación identitaria como  algo perverso, siniestro y liberticida.

La labor de estas plataformas, apoyada sobre bases sólidas y que contó en principio con un gran apoyo popular –la repulsa unánime ante el asesinato de Miguel Ángel Blanco- ha ido degenerando con el tiempo en una especie de rencor mal disimulado a todo lo que signifique un enfoque nacionalista o incluso regionalista de la realidad española.

Para sus portavoces e ideólogos, la izquierda o la derecha ya no marcan la posición política sino que ésta se define según un nuevo patrón dualista que divide entre nacionalistas y no nacionalistas. Una separación tan etérea como la que propugnan los nacionalismos más sectáreos.

Pese a todo siempre he sentido el máximo respeto por personas como Rosa Díez o José María Calleja. A diferencia de los que no vivimos en Euskadi, ellos, como tantos otros, han convivido durante muchos años con el terror. Es difícil templar los ánimos ante las amenazas y las coacciones y nadie puede tener la cabeza fría con tantos muertos de un solo bando encima de la mesa. Entiendo que no quieran perdonar. Incluso que su prioridad ante el proceso de paz no sea acabar con ese estado de terror sin hacer justicia con los asesinos.

Por suerte o por desgracia, ninguna solución negociada de un conflicto ha estado en manos de sus veteranos de guerra.

Lo que resulta más difícil de comprender, como se verá en el siguiente capítulo, es el interés de exportar e intentar encajar este modelo en Catalunya.

3 comentarios:

  1. ¿Y no va a ser que quieren exportar ese modelo a Cataluña porque esta claro que el modelo antiguo (el PP solo) no funciona allí? Lo que hicieron durante varios años en el País Vasco fue intentar la creación de un frente “anti-nacionalista” – y en el proceso mezclar dos temas distintos, el terrorismo y el nacionalismo. En Cataluña no tienen la misma situación política, pero el objetivo es muy parecido.

    ResponderEliminar
  2. Desde luego el objetivo en Catalunya es socavar el poder del PSC y -en menor medida - de CiU ya que, como bien dices, el PP es incapaz de hacerlo.
    Dado que aquí no es posible mezclar nacionalismo con terrorismo se precisan de otros mecanismos para generar estados de opinión. La segunda parte de este artículo -lo he dividido pues hace tiempo me juré no exceder las 25 líneas en Word- versará sobre ello.

    ResponderEliminar
  3. "Para sus portavoces e ideólogos, la izquierda o la derecha ya no marcan la posición política sino que ésta se define según un nuevo patrón dualista que divide entre nacionalistas y no nacionalistas. Una separación tan etérea como la que propugnan los nacionalismos más sectáreos".

    Totalmente de acuerdo contigo, Bernardo. Siempre he dudado de aquellos que rechazan la dialéctica "derecha-izquierda" y optan por "nuevas vías". Ese tipo de mensajes es altamente sospechoso. De todas maneras, veremos lo que dura el fenómeno Ciudadanos. Creo que ya ha tocado techo y dudo bastante que pueda crecer. En los próximos meses quedará claro que no deja de ser un partido de extrema derecha.

    ResponderEliminar