domingo, 4 de junio de 2006

De nuevo en el tajo, pero...

¿Alguien conoce a un psicólogo de penes?

Hola de nuevo, amigas y amigos

Gracias por sus cumplidas muestras de atención. La operación en sí se efectuó a plena satisfacción y la hernia fue hecha prisionera, rendida y liquidada. Sin embargo, en esta batalla ha habido un pequeño daño colateral.

Ahorraré detalles escabrosos pues no quiero que esto parezca una entrada snuff . Créanme, la descripción detallada sólo haría las delicias de sadomasoquistas y feministas radicales. Pues deben saber que estos incidentes afectaron de manera directa al apéndice más preciado por todo varón que se precie:

La polla, vamos, o el pene, si así lo prefieren.

Mi pobre miembro, que ha vivido duarnte más de cuarenta años mimado entre algodones, cuidado y protegido, sufrió el mayor asalto que ser humano pueda imaginar. Dolor y sangre entre los toqueteos de todo médico, enfermera, auxiliar o personal de servicio que durante aquellas aciagas horas tuvo a bien pasear por la planta. Ataques indiscriminados y remedios propios de Abu Grahib.

Hoy día está restablecido y las heridas restañadas. Sin embargo, nada será igual para él. Está asustado, desconfía de todo el mundo, incluido su legítimo propietario, y se esconde cuanto puede entre los pliegues más profundos de mi anatomía.

Me va a costar tiempo devolverle la confianza, y no hablemos de su alegría. Por tanto, apelo a cualquier sicólogo -aunque no sea argentino- que pueda leer estas lineas, para que me aconseje sobre algunas pautas básicas sobre cómo conducir mi querido miembro a la normalidad.

Aceptaré cualquier sugerencia, aunque me reservo el derecho a ponerla en práctica. Eso sí , deben entenderlo, rechazaré cualquier solución que comporte terapias presenciales.

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